Llevaba tiempo sin hacer un post-reflexión, así que me he dicho: hoy toca. Como siempre os digo, muchos de estos posts que escribimos salen de experiencias personales, de situaciones que vivimos con los novios y con los proveedores, y que creemos que es importante que no se queden en el olvido, pues un día te puedes encontrar tú en esta situación y queremos que sepas cómo reaccionar. El caso es que recientemente hemos perdido dos bodas por culpa de un catering. En ambos casos, los novios en cuestión contactaron con nosotras porque buscaban a alguien que pudiera echarles una mano con su boda, para que les acompañara durante los preparativos, con la decoración y para que ese día ellos no tuvieran que preocuparse por nada. Vamos, lo que hace un Wedding Planner. Nosotras les contamos todas las bondades de contar con un organizador de bodas y en ambos casos quedaron encantados y nos emplazaron a retomar la conversación una vez hubieran visitado las fincas.

Cual fue nuestra sorpresa cuando, en ambos casos, retomar la conversación se convirtió en un: «ya no os necesitamos. El catering nos ha dicho que no hace falta WP, que ellos ya se ocupan de todo». Ojos como platos. En primer lugar, nos gustaría saber, ¿qué es para un catering ocuparse de todo? Porque nosotras creíamos que debían ocuparse de montar bien las mesas y dar un buen servicio de comida y bar. Entendemos que ahora ya hayan ampliado el servicio y puedan poner también una decoración bonita, dar opciones distintas de mobiliario, etc. pero… ¿no sería mejor hacer equipo y poder delegar lo que no sea comida a un profesional cuyo trabajo sea, precisamente, la organización? Para ellos, a nuestro entender, sería mucho más cómodo dedicarse a lo que es su especialidad y trabajar conjuntamente con otros profesionales que puedan llegar hasta dónde ellos no llegan, dando como resultado una boda espectacular y un servicio de 10. Nos da la sensación de que nos ven como una amenaza. Nada más lejos de la realidad. Nunca se nos ocurriría ponernos a montar un servicio de coctelería, o a preparar comida, porque no es nuestro terreno. Así que no entendemos porque les quitan a los novios la idea de contar con un Wedding Planner, cuyo trabajo abarca más allá de una comida o cóctel. Un Wedding Planner da un servicio completo; un catering no. Un catering no se ocupará de coordinar una ceremonia religiosa. No se preocupará de que todos tus invitados lleguen a la finca. No llamará al fotógrafo si este llega tarde. No decorará tu boda de una temática concreta, basándose en unas ideas que deben trabajarse durante meses. Y todavía más importante, ¿quién te apoyará o dará la cara por ti si tienes algún problema con el catering? ¿De qué parte se pondrá él?

Señores, yo no soy muy fan de las matemáticas. Los números no son lo mío. Pero si algo aprendí en el colegio es que siempre es mejor sumar que restar. Restar es negativo, es perder algo, es tener menos elementos a tu disposición. Nosotras preferimos sumar, porque sumando el éxito siempre es más fácil de alcanzar. Así que por favor, pedimos que se respete nuestra profesión y, a ser posible, que se contribuya a que cada vez seamos más los Wedding Planners que contribuyamos a ayudar a los novios a que tengan un día 10. Déjenos hacer nuestro trabajo y aprovéchenlo para hacer equipo, para aprender, para crecer y para que todas las bodas hablen por si solas. Y a ti que, como novia, lees esta entrada, te recomendaremos que siempre cuentes con todos los proveedores que creas necesarios, y no te dejes convencer por otro proveedor del trabajo que puede hacer el resto. Cada proveedor te ofrecerá su servicio para completar el del resto, para librarte de preocupaciones y porque lo más importante de ese día, es disfrutar y sentir que todo ha salido bien.

Fotografía: Hudson Nichols Fine Art Photography